Si tuviera que definir la Milicia Universitaria diría que es el resultado de un matrimonio entre el Ejército y la Universidad. y si tuviera que ahondar en esta coloquial definición llegaría a la conclusión de que es un matrimonio "bien avenido" y, como tal, con una fértil línea de descendencia que ha heredado de sus padres las virtudes y características más representativas. De la madre -nuestra Universidad-, la presencia universal en el saber y quehacer de la sociedad, con todo lo que ello representa en la vida nacional; y del padre -nuestro Ejército-, la condición de salvaguarda de la vida nacional, en cuanto a su discurrir por el ordenamiento constitucional establecido y supremo deber de defensa, así como de garante de la libertad de la paz interior, unidad de la patria y la integridad de su territorio, tal como rezan las reales ordenanzas de Don Juan Carlos I -prolongación con la solución de continuidad del devenir histérico, de las de su ilustre antecesor Carlos III.
Pero no es mi intención discernir los papeles protagonistas -padre y madre- de esta unión conyugal, sino todo lo contrario. Quisiera resaltar el hecho de que, al igual que en una familia tradicional, cuando ambos se proyectan unidos, resueltos en afrontar las vicisitudes que la vida les va deparando, y a veces sorprendiendo, el fruto de su unión se convierte en un manjar exquisito que deleita y fortalece los vínculos necesarios que toda sociedad actual exige y demanda para poder asumir y desarrollar el tiempo histórico que le ha tocado vivir. En consecuencia, cuanto mayores son las virtudes y elevados los ideales de los "cabeza de familia", hay que presuponer que mayores y elevados serán también las virtudes e ideales de los "vástagos".
Por encima de los roles que la naturaleza establece para cada uno de los padres; más allá de interpretaciones mejor o peor intencionadas, hemos de concluir en que complementando, uniendo y proyectando la acción en el presente establecemos los pilares más sólidos del futuro, por incierto que ‚éste se nos presente.
A la luz de estas consideraciones puede comprenderse mejor el doble compromiso -institucional y personal- contraído para aumentar y profundizar aun más las ya estrechas relaciones que mantenemos con las Fuerzas Armadas.
Desde el punto de vista institucional, la Universidad Complutense, a la que tengo el honor de representar, es portadora de una larga vinculación con las FAS por vía del CESEDEN -Centro Superior de la Enseñanza de la Defensa Nacional-, pues en común mantenemos, entre otras muchas cosas, el desvelo por la enseñanza y práctica de valores indispensables para la formación y convivencia social, tales como la solidaridad, el compañerismo, la abnegación en el trabajo. Además, nos encontramos inmersos en la gestación de un proyecto I -que cuenta con todo mi apoyo y el de la Universidad Complutense- tendente a consolidar las asociaciones de antiguos o veteranos de la Milicia Universitaria cara a la formación de una confederación que aglutine a todas las asociaciones de veteranos de la milicia (CEOR-confederación Española de Oficiales de Reserva), con la esperanza de que la Universidad Complutense se vea "iluminada" con el nacer de esta confederación y con la perspectiva de su integración en la confederación Interaliada de Oficiales de Reserva (CIOR), vinculada a la OTAN. Nada me complacería más que la humilde aportación que, mi persona y la institución que represento, damos a este proyecto pueda servir para aunar las voluntades necesarias que impulsen la creación de una organización no política, no gubernamental y no lucrativa, empeñada fundamentalmente en contribuir al refuerzo del potencial de defensa, máxime si se piensa -y es mi caso que con el fin del sistema bipolar no desapa11 -Cuatro, S. A. recen los factores desestabilizantes que han impedido la paz y la distensión. Al contrario, como señalaba muy acertadamente el anterior director del CESEDEN, general López Sepúlveda, en el acto de clausura del XXVII Ciclo Académico de Centro, presidido por Su Majestad el Rey, "el Sur constituye un mosaico de potenciales conflictos y dada la superioridad territorial y humana del Sur respecto al Norte, cabe esperar serias confrontaciones en este Eje". Además del potencial peligro que supone el espíritu armamentístico, sobre todo el nuclear -añadiría yo.
Pues bien, si hasta aquí he señalado lo que se hace público en cumplimiento que institucionalmente me vincula con las FAS, quiero ahora pasar a lo que constituyen mis vivencias personales. Aunque no es "noble etiqueta" que se me suela poner, es el hecho que serví a mi país en Infantería de Empresa constructora solicita para Marina - la más antigua del mundo- y que me honro siendo teniente del glorioso Cuerpo en su escala de complemento.
Puede, pues, comprenderse aún con mayor claridad cuál ha sido mi entusiasmo al ofrecer , mi apoyo y por ende el de la Universidad Complutense a los proyectos encaminados a reforzar los vínculos institucionales y personales porque, convencido como lo estoy de los posibles conflictos venideros, existen otros factores más cercanos en lugar y tiempo que son motivo de preocupación y reclaman toda mi atención: aunque pueda llegarse a la conclusión de que la "guerra" de las armas pueda desaparecer de nuestro mapamundi, siempre quedar esta otra, que nos sigue azotando y ahora muy particularmente en nuestra patria, que pudiéramos llamar el "sitio de los valores", en sus amplísimas connotaciones, por lo cual todo lo que sea reafirmación del espíritu de defensa poder conducirnos a ese rearme moral del que tan necesitados estamos en el mundo actual.
Pero no es mi intención inducir con mis palabras hacia una visión pesimista de nuestro presente, sino tan sólo exponer los distintos razonamientos que guían mi compromiso. Y en este sentido creo que se me brinda una ocasión excepcional, a través de estas líneas, para recordar a la sociedad española la aportación de hombres que supieron enriquecer la formación humanística, técnica o científica adquirida en las aulas con el espíritu de entrega y sacrificio característico de la institución militar. Hombres -no lo olvidemos- que se convirtieron en puentes entre la sociedad y el Ejército, y que si numéricamente son importantes (más de doscientos mil), cualitativamente y por su condición universitaria representan un enorme peso en la vida nacional: políticos, rectores, catedráticos de Universidad, así como figuras señeras de la cultura, el arte, ciencia, periodismo y literatura.
Para terminar sirva de glosa de este artículo y de mi pensamiento estas palabras pronunciadas por Su Majestad el Rey: "Esforcémonos demostrando una vez más la solidaridad con los Ejércitos en conseguir y reforzar la natural y recíproca confianza entre la sociedad y las Fuerzas Armadas".
Fuente: www.avmuete.com